Cuando no soy yo quien oficia la ceremonia

El sábado volví al hotel Monterreal, pero esta vez no era para oficiar una ceremonia, sino solo para coordinarla, os cuento.


Hay veces que por distintas circunstancias, a la hora de organizar vuestra boda, hay cosas que o se olvidan, o no se cierran del todo, o puede haber incluso mal entendidos, el caso es que vuelvo el viernes cuatro de vacaciones y el lunes siete me dice Mamen de Maestras de Ceremonias que si puedo oficiar una boda el sábado 12, es decir, con cuatro días de antelación, porque esto era el lunes por la tarde, y bueno, porqué no, ahí que me lanzo a solventar la situación, cual es mi sorpresa que los novios resulta que ya tenían un oficiante para la ceremonia, un sacerdote, aunque no para oficiar una boda religiosa, ya que en el hotel no se pueden hacer, pero que sin embargo, es mejor que esté allí para poder ayudar y coordinar todo lo necesario, perfecto, no hay problema, pero cual es la siguiente sorpresa, pues que la novia tiene una amiga que es wedding planner, Arancha, de Premier bodas, y que ya se está encargando de todo y además fenomenal y con la que se trabaja muy bien, dado que yo era como un elemento externo en toda esta operación, bueno pues aún así, se me pide que siga participando, y bueno pues allí me fui a ayudar en todo lo que fuera posible y en mi opinión, creo que entre unos y otros quedó una boda muy bonita.


Ahora os cuento un poco como fue la ceremonia, pero no sin antes dar un tirón de orejas a la novia, por favor chicas, no lleguéis tarde el día de vuestra boda, ya lo he escrito más de una vez, no es necesario tener a los invitados y a las personas responsables del banquete esperando en un día en el que no tenéis que pensar qué os ponéis, cómo os peináis o cómo os maquilláis porque está todo más que probado y decidido, en esta ocasión fue casi una hora, además de tener que avisar a cocina varias veces para que no comenzaran con los platos calientes, es que si la ceremonia es tarde en esta época del año nos quedamos sin luz, prácticamente se nos hizo de noche, y después de esta pequeña regañina o cuento como fue todo.

                                                              (Se nos hizo de noche...)

Lo primero al mezcla cultural y religiones que se daban, él musulmán, ella budista y el sacerdote católico, franciscano para más detalle, un señor encantador, abierto de mente y espíritu, participativo y paciente, súper implicado en todo momento con los novios y los lectores, y haciendo participar a todos los invitados en una bendición final preciosa, pero no a Dios, sino a un  único Dios, el del amor, precioso de verdad, muy muy bonito. 


Una ceremonia diferente a las que estoy acostumbrada, los novios participaron activamente desde el principio, dando un saludo de bienvenida el novio, leyendo una palabras que había escrito la novia sobre el amor y lo que es, las lecturas de los amigos, el intercambio de anillos, unos anillos preciosos que les habían hecho unas amigas especialmente para ellos, las palabras del hijo del novio, que con solo diez años tenía una soltura fantástica y una amor de niño, la bendición final del sacerdote, como he dicho al Dios del Amor, todos con las manos en alto, como os digo una ceremonia preciosa y muy distinta,






Estas cosas son las que hacen que me encante organizar y oficiar bodas, que me guste que la gente se case, da igual cómo o dónde, así que sigo respondiendo con un rotundo SÍ, a las personas que siempre me preguntan con risitas si la gente se sigue casando.

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